EN UN INSTANTE

domingo, 27 de julio de 2008


Entre la calma y la locura sólo pende un delgado hilo. Para coserlo en la piel simplemente debes saber qué agujas atraviesan, porque es muy difícil ser lógico cuando uno ama u odia con todas las fuerzas del ser. Una guerra entre dos mujeres no puede tener otro final distinto a una ciudad en llamas, con fuegos de resaca y lágrimas en una vida en ruinas. En mi caso, la oportunidad se atravesó sólo un instante y a sus pies me entregué. Para ella, todo será más fácil en mi ausencia, aunque admito que voy a extrañar el roce de mis navajas en sus muslos, porque no hay lenguaje más exquisito que el rumor de la sangre en una piel temblorosa. Siempre sospeché de su existencia, al mirar por las ventanas sabía que estaba allá afuera, respirando en alguna esquina. Hasta esa noche, cuando nuestras miradas se cruzaron en el piso de la sala, donde nuestro amo nos llevaba a observarlo en toda su extensión gloriana, ya que su ansiedad vomitiva cesaba si el clan estaba cerca para observar sus orgasmos enrojecidos por las entrañas reventadas de quienes dejaban morir a las víctimas para levantarse como agresoras, nuevas hermanas para ver cada noche una nueva orgía. Pero a ella no pareció importarle, jamás había visto a alguien que no le temiera a morir, sabiendo que no podría escapar de nuestra familia, si podía llamarse así a una partida de locos, cuya única cualidad en común era el odio. ¿No tienes miedo?. Pues deberías. Una noche quise ser yo la que escupiera sangre en su boca perfilada. Moría de ganas por clavarle las uñas en las entrañas púrpura y doradas.

El amo sabía que era mi derecho y jamás me lo negó. No era la simple posesión lo que me obsesionaba, sino probar, como cualquier deporte, hasta dónde era capaz de resistir ella y hasta donde era capaz de llegar yo, alguien que siempre vivió al margen de las normas. Hablaba tonterías mientras yo arrancaba la piel de sus senos, entregaba su cuerpo para poder entrara a mi mente, eso lo comprendo, pero tampoco me resistí al saberlo. Su rostro desfigurado por las travesuras del amo y mis experimentos, apenas parecía humano. ¿Había un alma en esa cara o en esos brazos?, eso no se sabe cuando todo es una trampa o una mentira. Fue la única sobreviviente de aquellos encuentros, la encontraron en un gabinete de cocina cuando todo acabó, la familia apenas pudo escapar cuando ella le prendió fuego al apartamento, el edificio y la cuadra, donde el rito diario de profanar cuerpos era una obligación. Creo que la venganza le supo mejor de lo que había soñado y yo anhelaba que volviera a terminarla. Era una guerra y ella ganó. En cuanto a mí, estoy muerta. La intensidad del último orgasmo que me produjo su dolor en la alfombra no me dejó resistirme a las 16 puñaladas que me clavó en el cóccix. ¿Quién era la víctima ahora? Eso puede cambiar en un instante.


FANTASMA DE CONCRETO
Ilustracion: Kennett

0 comentarios:


This Flash Player was created @ FlashWidgetz.com.

CONECTATE DESDE AQUI